En la infancia, el arte es fundamentalmente un medio de expresión. Los niños y niñas son seres en constante cambio y la representación gráfica que realizan no es más que el lenguaje de su pensamiento. A medida que van creciendo van percibiendo el mundo de forma diferente, por lo que la manera de expresar su realidad va cambiando. Se expresan de forma directamente proporcional a su desarrollo.
Cuando el gusto estético de los adultos no concuerda con el modo en que se expresan plásticamente los niños, surgen dificultades ya que la crítica o exigencias de sus mayores impiden al niño utilizar el arte como una verdadera forma de comunicación. Si no hubiera ningún tipo de interferencia, el niño se expresaría libremente y sin inhibiciones, sin que fuera necesario ninguna clase de estímulo. Evidentemente el desarrollo infantil, no puede medirse por los cánones de belleza de los adultos. En la educación artística, el producto final - si bien es importante- debe estar subordinado a los logros que produzca el proceso creador. La obra producida es un reflejo del niño en su totalidad ya que en ella expresa sus sentimientos e intereses y demuestra el conocimiento que posee del ambiente que le rodea. (D. Acerete)
La educación en general, debería tratar de estimular a los alumnos y alumnas para que se identifiquen con sus propias experiencias, y para que desarrollen los conceptos que expresen sus sentimientos, sus emociones y su propia sensibilidad estética. El educador de plástica debería comprender que lo realmente importante, no es lograr que el niño aprenda las respuestas que satisfagan a los adultos, sino que logre su propia respuesta. El proceso de creación involucra la incorporación del yo a la actividad que se realiza. La expresión del sí mismo, llamada autoexpresión, no significa que haya que expresar un conjunto de emociones descontroladas a la hora de construir formas, sino que da una salida a los sentimientos y pensamientos del individuo, según el determinado nivel de su desarrollo o momento de su vida.
En las experiencias artísticas, el mismo contenido puede ser representado por un niño pequeño y por un artista adulto. Lo que varía es la relación subjetiva entre el creador y las cosas, las personas o los sentimientos que provocan el mundo que nos rodea. Comprendiendo la forma en que un niño dibuja y los métodos que usa para representar su ambiente, podemos penetrar en su comportamiento y apreciar la complejidad y las variaciones que tienen lugar, en el proceso mediante el cual el niño crece.
El conocimiento de las variaciones que aparecen en los dibujos para los distintos niveles del desarrollo, y las relaciones subjetivas entre el niño y su medio, son elementos necesarios para interpretar el desarrollo de las actividades artísticas y creativas. Es más, para trabajar con los niños en el ámbito de la expresión plástica, es imprescindible comprender las diversas etapas del desarrollo y poseer un conocimiento completo de los alcances del arte en cada una de ellas.
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